Zapatos

Una cosa que nunca dejará de impresionarme de las mujeres es como son capaces de manejarse con montones de ropa y de zapatos. La verdad que nunca le había prestado atención anteriormente, pero me abruma la cantidad de zapatos que puede llegar a tener una mujer, para todas las ocasiones, para todas las climatologías y de todos los colores. Por la ropa de alguna forma como que no me extraño tanto, aunque igual no tengo tales cantidades de ropa, pues como que todo todo todo, bien bien no me cabe en el armario 🙂

Y es que ahora mismo, porque estoy que me salgo, porque tengo ni más ni menos 3 zapatos diferentes. Unas deportivas Adidas con suela Good Year (un desastre cuando llueve porque resbalan muchísimo) unos Clarks negros y otros rollo metrosexual. Y casi que me atabalo con tanto zapato.

Desde hace unos años adquirí una táctica para los zapatos. Los zapatos normalmente me duran una cantidad razonable de tiempo, algo así como unos 3 años. Como en más aspectos de la vida, intento no ser una victima del consumismo y así mantengo la economía saneada. Porque los zapatos no es que sean precisamente baratos los muy condenados. Vale que a veces soy un poco «pijo» y voy a lo que me gusta, y lo que me gusta no es lo más barato, je je.

Así que más o menos tengo claro que cuando me compro unos zapatos, sobre unos 90 €urazos me voy a desembolsar. Pero ¿Y cuando me compro zapatos?. Pues básicamente me espero a las rebajas de Enero, entonces cuando los que tengo en uso aún están en perfecto orden de estado pues voy y me compro unos zapatitos nuevos que mantengo en el armario hasta que los actuales ya no pueden más… basicamente el truco está en dejarlos de lado cuando haya la sospecha que el dedo gordo del pie se vaya a salir del zapato, o cuando la suela comienza a tener un agujero por el que se te cuele el agua en los días de lluvia.

El ir a comprarlos con tanta antelación es también bastante simple. Como tengo un número límitado de zapatos, no es cuestión de presentarme en la zapatería con los zapatos hechos unos zorros, así que mientras están decentes me compro los siguientes: todo controlado.

Y últimamente mis adquisiciones en ese sentido sólo tienen un nombre: Clarks, son comodísimos de los que nada más ponértelos vas agusto con ellos, son bonitos y duraderos, el último no es gratuito ni mucho menos, a los zapatos les llego a dar una tralla impresionante y ningunos me han durado más. En general como todo lo que llevo encima, el reloj por ejemplo no me lo quito ni para dormir, mucho menos para tirarme a la piscina con el, hasta que aguante 🙂